
un gran juego y una película con clichés
Uno de los aspectos que más brilla en la saga Far Cry, mas allá de lo que ofrece en jugabilidad y acción, es su villano. Durante los 17 años hasta ahora de la franquicia, cada Far Cry nos ha ofrecido a un villano aterrador, que puede intimidar a cualquiera y en muchos casos acompañados de una actuación de voz fenomenal, como el inolvidable Vaas Montenegro de Michael Mando en Far Cry 3, o los geniales Joseph Seed de Greg Bryk y Pagan Min de Troy Baker en Far Cry 5 y Far Cry 4, respectivamente.
Esta vez el turno de brillar es el de Giancarlo Esposito, uno de los actores más cotizados y conocidos de la televisión en la última década, en especial en materia de villanos. Esposito lleva casi una década dando vida al silencioso y cruel Gustavo Fring en Breaking Bad y Better Call Saul, además de a Moff Gideon en The Mandalorian. Un actor así era imposible que lo hiciera mal.
Y efectivamente, el Antón Castillo de Giancarlo Esposito es un villano aterrador, un dictador autoritario, cruel y sanguinario con una personalidad entre extremadamente seria y burlona, digna de la saga Far Cry. El villano de Far Cry 6 es genial, pero la historia a su alrededor no es perfecta. De hecho, se siente tan caricaturizada en muchos aspectos que logra asemejarse, para bien o para mal, a las películas de acción de los 80, las más explosivas y llenas de clichés de la época.
Por supuesto, para algunos esto es el mayor atractivo de la saga Far Cry, y si lo disfrutamos en versiones ficticias de países asiáticos exóticos (Far Cry 4), o de regiones estadounidenses llenas de supremacistas blancos parte de un culto (Far Cry 5), sería hipócrita de mi parte decir que no disfruté de esta acción sin casi sentido en Far Cry 6, solamente porque se desarrolla en una versión ficticia de un país latinoamericano. Porque se desarrolla en algo que parece estar demasiado cerca de casa.
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Para nada. Por supuesto que he disfrutado mis más de dos docenas de horas en Far Cry 6, pero eso no significa que no tenga quejas.
Pero hablemos de la jugabilidad, lo mejor de Far Cry 6
Aunque tengo mis quejas en cuanto a la trama y el intento de seriedad momentánea que en ocasiones tiene el juego, no tengo ninguna queja con la jugabilidad de Far Cry 6. Ubisoft ha hecho lo que mejor sabe hacer con este título, demostrando de nuevo por qué la fórmula de los Far Cry ha sido tan exitosa durante años: en Far Cry 6 tenemos un mapa enorme, demasiado enorme. La llamada isla de Yara está llena de cosas que hacer tanto en la campaña principal del juego como en misiones secundarias y simplemente explorando. El diseño de mapa es tan rico, tan lleno de detalles claramente inspirados en Cuba y en distintas naciones tropicales, y sencillamente tan precioso, que explorarlo es satisfactorio. Encontrar animales, conquistar bases enemigas o sencillamente cabalgar de un lugar a otro no resulta un problema.
Y en la acción el juego es sobresaliente. La acción como juego FPS sigue siendo tan variada como la saga nos tiene acostumbrados, e incluso más, gracias a la inclusión de nuevas armas exóticas (hay un arma que dispara CDs de música, por algún motivo), la posibilidad de modificarlas y la llegada de los Supremos, mochilas con distintos tipos de armas que sirven como un ataque Super en el juego, el ataque definitivo al llenar una barra de carga que permite controlar oleadas de enemigos o derribar helicópteros y destruir tanques fácilmente, por ejemplo.
En general, en Far Cry 6 debemos ayudar a Yara a ser libre, formando parte de una revolución como Dani Rojas, un (o una) protagonista que sin duda es de los más interesantes que ha ofrecido la saga, con personalidad, una historia interesante y una actuación de voz que permite que conocemos con el personaje. No solo Antón Castillo es uno de los mejores villanos de la saga hasta ahora (fácilmente le daría un segundo lugar en la franquicia, solo superado, y por muy poco, por Vaas Montenegro, o quizás es mi nostalgia por ese villano la que habla), sino que Dani Rojas también es uno de los mejores protagonistas de la historia de Far Cry. Es menos un personaje vacío casi sin rostro y más un ser humano que protagoniza una batalla de la que al principio no está convencido de que debe participar.
Además de a Dani, conoceremos otros personajes secundarios que forman parte de esta revolución llamada Libertad, muchos de ellos también basados en clichés típicos que vemos en las películas sobre los latinoamericanos, pero al mismo tiempo, muchos de ellos carismáticos e incluso graciosos.
Las misiones son justamente lo que esperamos de un Far Cry, por lo que si conoces la fórmula ya sabes qué esperar. Sin embargo, las mecánicas han mejorado lo suficiente como para darle un aire fresco y variar la forma en la que hacemos cosas como mejorar las armas y construir bases (algo que es posibel hacer en el juego). Ya no es necesario cazar un montón de animales para crear objetos nuevos o mejorar los que ya tenemos, los materiales se consiguen de formas más variadas en el mapa, lo que hace mucho más interesante y disfrutable la personalización de armas. Entre las misiones están las tan conocidas misiones de liberar bases enemigas, pero también tendremos que incinerar sembradíos de plantas medicinales (el producto principal del régimen de Castillo) y más. En general, hay tantas cosas por hacer en el mapa que sin duda tardarás varias docenas de horas en completar todos los objetivos secundarios.
El elefante en la habitación
La historia de Far Cry 6 se desarrolla en la isla tropical de Yara, una nación ficticia claramente inspirada en Cuba. Dani Rojas (protagonista que puede ser masculino o femenino) está intentando escapar de esta nación y buscar refugio en Miami, lejos del dictador autoritario Antón Castillo, quien está explotando a su pueblo, básicamente tratándolos como esclavos y enriqueciéndose aún más a su costa. Las calles, los autos y las costas de Yara gritan Mar Caribe, y Cuba, sobre todo Cuba. La inspiración es evidente, y forma parte de esa caricaturización de la que ya les hablé al comienzo de este análisis.
Mi problema, o más bien mi queja con el juego, es una que también tuve con Far Cry 5. Un juego no puede intentar ser demasiado serio en su trama, cuando al mismo tiempo es demasiado irreal, absurdo y se apoya en la acción extrema al estilo de los 80, al estilo de películas como Commando de Arnold Schwarzenegger o tantas otras. Puede haber un equilibrio entre ambos aspectos, claro, pero cuando la balanza se inclina demasiado en ambos sentidos al mismo tiempo, es normal que choque un poco.
En conclusión, Far Cr 6 es un videojuego que antes que nada quiere entretener, y ese objetivo lo logra por completo. Las quejas a nivel narrativo se pueden dejar de lado si tomamos el juego como lo que es: una película interactiva de acción llena de clichés, en la que podemos destrozarlo todo bajo una supuesta lucha por la libertad, diciendo la palabra guerrilla incontables veces acompañados de un pequeño perrito o un cocodrilo que ataca a quien le ordenemos. Far Cry funciona mejor cuando la saga no se toma tan en serio a sí misma y pone la acción en primer plano, junto a un villano impactante como objetivo principal. Ahí está el encanto de Far Cry 6, en repetir y sobre todo mejorar una fórmula que los fanáticos ya conocen.